No más finales cantados, amordazados por tantos desencantos urgentes que no habría querido ver; mejor había sido hacer como que no fue, pero ya no será; ejecutaré, miraré, seré. Daré más pasos, todos los que haga falta, porque que sean todos ellos importantes; pasos necesarios, pero sin correr... ¿Tal vez innecesarios? Realmente, creo que habría llegado antes si no me hubiese apresurado tanto... Tanto que quise acaparar, tan poco que he avanzado; fue lo que tenía que ser, por no ser yo y dejarme llevar por las prisas de los demás... Dudas por decisiones no tomadas a tiempo... ¿Tiempo? Que elemento tan incierto, sin él, el espacio se queda tuerto; no sé si tendría fundamento este último sin un calendario que le contara sus chismes y entuertos. Momentos que ya han pasado, y que bien situados están en aquel pretérito ajado... Momentos que no serían tan malos, si me sirvieran para haber aprendido algo. Momentos, un montón de huellas impresas en la eternidad y que me están enseñando que daría igual lo que hiciera, que el destino está ya marcado en el cielo y que un montón de estrellas perfilan en mi paladar mi Vía Láctea particular; lo que hay que hacer con la vida es saborearla y poco más. Al fin y al cabo todos los caminos llevan a Roma, y me parece que con Santiago ocurre igual; y no sé si no atreverme a aseverar que Roma y Santiago no se diferencian en nada; en el fondo son lo primos hermanos, hijos gemelos del mismo Señor.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
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Saborea la vida, ya sabes hacerlo. Ya puedes volar por esa tu Via Lactea, y por favor no dejes de contarlo nunca. Abrazos.
ResponderEliminarSólo te dire una cosa, tus letras tienen movimiento, es algo fascinante, son dinámicas, son letras vivas y eso es lo que más me gusta cuando escribes y también el juego de palabras que empleas, es algo propio tuyo y me encanta.
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