jueves, 8 de julio de 2010

Boadilla del Camino-Carrión de los Condes (viii) (Diecisiete de Septiembre)

¡Ya está! Lo he vuelto a hacer, he repetido el mismo error por enésima ocasión... ¡Qué cabezón! No he debido llegar tan allá; tan aquí, tan dentro de mí. Lo siento, se me ha calentado la boca que creí apagada para lo que me quedara vivir. Y he empezado a escupir y no he sabido cómo pararme los pies... El único motivo quizás por el cual pierdo los papeles y, ciego, necesito bastón. También yo cojeo de la misma pata; resignación. Esta despedida y lo que le rodea me ha tocado la fibra y el talón, mi talón de Aquiles particular se retuerce de dolor. Por eso me he defendido sin razón, atacando con uñas y dientes, porque mis recuerdos aún no lo pueden soportar. Me revuelven el estómago hasta casi vomitar. En favor del hijo que nunca tuve, en nombre del hijo mimado que fui; ya sé que no tengo argumentos, se quejan los sentimientos. Me suena su historia a propia y nada puedo hacer sino patalear. Con ciertos matices que para mí no lo son, me duele muy dentro de mis entrañas la esclavitud que reflejan sus ojos, la cárcel de la que, con mucho esfuerzo, a trompicones, he logrado escapar. Ahí sigue atenta para arrestarme en cualquier despiste de mi nueva forma de experimentar.

En un instante me había recorrido la ruta de la ira del campeón infantil venido a nada que fui; se había rebelado por eso el joven condenado a vagar por el mundo sin un timón; porque el control seguro de la situación que le habían prometido se le había muerto, y sin ella el barco se hundió. Desde el futuro brillante que auguraba mi potencial deslumbrante para hacer lo que quisiera, cualquiera que fuera mi propuesta... La perdición, todas las expectativas generadas por la familia echadas a perder. Lo siento Fernando, reconozco que soy parcial y que la tuya no tiene que ser mi situación, que me puedan mis circunstancias pasadas ni te va ni te viene a ti; circunstancias que a veces me gustaría olvidar y otras no... Porque quizás arrancándome mis entrañas a alguien pueda ayudar a no caer en el mismo pozo, cuando todo aún tiene solución.

Amar y su dificultad; la influencia de una figura tal, descomunal; la barrera de la fidelidad. El querer exclusivo a la matriz; cualquiera otra sería una meretriz. ¿Amar a dos a la vez no siendo una de ellas la mamá? ¡Eso no podría ser! ¿A tres, o a más de diez? ¡Vade retro, Santanás! Sus valores le marcaban las barreras de lo que no podría ser, no era, ni sería jamás. En el peor de los casos cualquier amor platónico y su paripé, que se quedase en recuerdo timorato de la niñez... De esos a los que no se les ocurre follar, ni en la más remota imaginación, ni aun con condón, por si se colara por sus poros algún tipo de embrión que frustrase la buena educación. Era preciso y conveniente que todo tipo de enamoramientos adolescentes siguiesen flotando, sin atisbo de naufragio, en el halo de castidad que se le presumía a Platón. Ni siquiera plantearse pensar.

Quizás se esté excediendo la imaginación, y lo que hoy entretiene, distrae o turba a mi mente nada tenga que ver con la realidad... Tal vez haya sido el final de la etapa sometido a la tiranía del sol, puede que haya sido una insolación; o quizás tengan la culpa estás ampollas de las que apenas soy capaz ya de soportar el dolor... No tengo claro el motivo por el que no esté diciendo más que tonterías, sin razón... ¿Me habré convertido en cazador de fantasmas, inventados por algún demonio de esos que pululan por aquí? Los únicos de los que he visto las marcas han sido esos chinches que devoran peregrinos a tutiplén... En realidad solamente he visto tres, tres mujeres para más señas, una de ellas una de muy buen ver. ¿Sería esta mujer por cierto madre también? ¡Joder! está visto que no pienso... Estoy seguro, es mi obsesión. Y en estos casos de enajenación mental creer que uno reflexiona es lo peor. Por ahí puede que se encuentre el origen de ciertas pérdidas de control.

1 comentario:

  1. Sigo extasiada tus disquisiciones nómadas en caminos y sentimientos.
    Hago el camino a tu lado.
    Un beso.

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