Y para colmo esas dos señoronas; ahí, plantadas delante de mí, interponiéndose entre mi mirada y otras más agradables. ¿Ahora quieren que me ponga ayudar? No lo haré, me niego a ser una marioneta que baile al son de sus caretas de beatas santonas; me niego y me negaré, aunque me miren mal; aunque no sea decente, aunque me excomulguen, en el peor de los casos me quedaré sin el postre. Peor que me han tratado ya no me pueden tratar. Prefiero que me desprecien con malos modales a que, aparentando lo contrario, me contraríen con su supuesto buen hacer; con sus sonrisas falseadas por la incomodidad de estar haciendo algo que no les apetece de verdad. Mascaré con calma mi orgullo, aunque la impaciencia me pida tirarme a su cuello ladrando improperios sin parar. Mi programación, mis normas de buena educación, mi urbanidad, pisotearé mi anhelo constante por colaborar... ¡Que frieguen ellas lo que no me dejaron ensuciar ayudando a preparar la cena que a punto he estado de negarme a tomar! ¡Que barran ellas! ¿No decían que eran suficientes? Si antes no aceptaron mi cooperación, ahora no les hago tampoco falta... ¡Por mis huevos y porque lo digo yo!
¡Ya está bien de tontear! Aquí se acaba la supuesta ruta nómada por las tierras castellanas, riojanas y navarras; continuaré hasta León, por llegar a una ciudad bien comunicada con el exterior de esta cárcel de sudor. ¿Las tierras gallegas?, hoy, ahora, me quedan lejos, la dejaré para otra ocasión. ¿Y las asturianas?, exigen un esfuerzo al alcance de los menos, aunque hasta ellas lleve ese camino que llamen del Salvador. No sé si estoy dispuesto a afrontar otro fracaso, la única salvación que llego a otear desde este socavón es la rendición. Llevaré mucho mejor el fracaso en mi casa, bien sentado y acomodado en el sillón, alternando mis malos ratos con los distintos canales de televisión. Creo que voy a cambiar las botas por el mando a distancia, y la mochila por palomitas y un buen jarrón de cerveza con gaseosa, y mucho alcohol. Apuesto a caballo ganador; allí no me molestará este turismo sin compasión que a mí también me empieza a hartar, aunque haya querido negarme la mayor. Allí no tendré que luchar contra esta horrible sensación de no tener ni un instante de soledad; allí disfrutaré de estar rodeado del maravilloso ruido que golpetee cada extremidad. De nuevo reconciliado con los extremos de verdad.
Lo dicho, hoy mejor me voy a acostar, y que estas señoras arrastren las fregonas y su arrogancia feroz. Y si no que engañen a otros dos. Vámonos Joan, vamos a ver si nos cuenta algo nuevo Denis, que nos contagie un poco de su pasividad. Que nos escupan esas dos arpías sus silencios terribles encendidos en sus miradas contraídas y reciban de las nuestras la indiferencia sin rubor.
¡Ya está bien de tontear! Aquí se acaba la supuesta ruta nómada por las tierras castellanas, riojanas y navarras; continuaré hasta León, por llegar a una ciudad bien comunicada con el exterior de esta cárcel de sudor. ¿Las tierras gallegas?, hoy, ahora, me quedan lejos, la dejaré para otra ocasión. ¿Y las asturianas?, exigen un esfuerzo al alcance de los menos, aunque hasta ellas lleve ese camino que llamen del Salvador. No sé si estoy dispuesto a afrontar otro fracaso, la única salvación que llego a otear desde este socavón es la rendición. Llevaré mucho mejor el fracaso en mi casa, bien sentado y acomodado en el sillón, alternando mis malos ratos con los distintos canales de televisión. Creo que voy a cambiar las botas por el mando a distancia, y la mochila por palomitas y un buen jarrón de cerveza con gaseosa, y mucho alcohol. Apuesto a caballo ganador; allí no me molestará este turismo sin compasión que a mí también me empieza a hartar, aunque haya querido negarme la mayor. Allí no tendré que luchar contra esta horrible sensación de no tener ni un instante de soledad; allí disfrutaré de estar rodeado del maravilloso ruido que golpetee cada extremidad. De nuevo reconciliado con los extremos de verdad.
Lo dicho, hoy mejor me voy a acostar, y que estas señoras arrastren las fregonas y su arrogancia feroz. Y si no que engañen a otros dos. Vámonos Joan, vamos a ver si nos cuenta algo nuevo Denis, que nos contagie un poco de su pasividad. Que nos escupan esas dos arpías sus silencios terribles encendidos en sus miradas contraídas y reciban de las nuestras la indiferencia sin rubor.
"De nuevo reconciliado con los extremos de verdad.".. que bien dices cuando dices lo que dices y no dices!!_ puede resultarte tonto.. pero vomito lo que tus letras me generan..
ResponderEliminarcariños compañero..
Si el espíritu aventurero empieza a flaquear y pensamos en el abandono...
ResponderEliminarRecuerda que viajo en uno de tus bolsillos!
Un beso.