domingo, 14 de marzo de 2010

LLOVÍA (Vigésimo sexta etapa)

Llovía; las circunstancias habían amanecido adversas; también se acostaron perversas. En toda la noche no había cesado ni un momento el diluvio. Por fin no me ha importado, aunque tuviera claro que iba a llegar a mi destino calado...

Esta mañana había decidido ayunar, intentaba ser convencido por motivos trascendentes. Para sentir la debilidad inerte, quería notar la flaqueza de la necesidad, para trascender el más allá y ponerme en comunicación con las meigas y con Dios; quería sentir, ¡un poco de magia, Señor! La realidad era que con tanta lluvia me había olvidado de comprar algo que tomar, estos últimos días había dejado de lado unos cuantos protocolos habituales. La vitualla, excesiva a menudo, que acostumbraba a acarrear; ya ni agua creía necesitar, con lo necesario que era beberla abundante para no deshidratarse. Lloviendo es difícil controlar.

Hasta en esto había fracasado..., me he sentido más fuerte que ningún otro día; hoy hasta mi mente se ha confabulado con Satanás para no proponerme preguntas extravagantes, para no imponerme sus dudas inconvenientes; los problemas eran incompatibles con el sosiego del que quería impregnarme; sigo siendo la contradicción en persona. Mis ojos enfocados en las gotas de lluvia que iban discurriendo por mi nariz, escuchaban su repiqueteo sobre las hojas y componían un ensueño Verde añil. Me he sorprendido tarareando una canción desconocida bajo el aguacero azul; ¿quién me lo iba a decir a mí, que ni siquiera en la ducha me habría atrevido a cantar? Me estaba mojando a gusto... ¡Claro que sí!

Cómodamente sentado, estaba desayunado en el bar en el que había decidido entrar; había pensado que a media mañana, diecisiete kilómetros después, me vendría bien. Tampoco era cuestión de mortificarse porque sí, todo sacrificio tiene su fin. No tenía tanta hambre... pero quería descansar un rato; además sigo siendo goloso y tenía muy buena pinta el bizcocho... ¡tamaño batallón! La madre de la camarera me acababa de acomodar en un rincón discreto, casi escondido diría yo, porque el bar estaba atestado de peregrinos en busca de un poco de confort. Esa señora amable nos había ofrecido el obrador de la cocina..., a mí y a otras dos chicas extranjeras entre las que me había sentado, en un banco corrido de madera. Tan solo quedaba un taburete para cualquier afortunado; se estaba estupendamente en aquel recinto, apartado, y además aislado, del traqueteo exterior.

¿Quién iba a ser, si no? Ha vuelto a asomar Aarón; me he alegrado mucho, estaba convencido de que no le volvería a ver. No había avanzado tanto; habíamos vuelto a caminar, sin encontrarnos, a la par. Y todos los demás, Txomin, Paqui y Elena iban con él formando su grupo oficial. Como de costumbre su espejismo me ha rozado de refilón, de repente ya no estaba allí, creo que tenía que llegar a Melide antes de que cerraran las tiendas, y aún le quedaban más de cinco kilómetros por recorrer. No sé qué sería lo que tendría que comprar. Seguiría camino, nos volveríamos a encontrar después si así tuviera que ser. Hasta luego Aarón... ¡Qué te vaya muy bien!

Ahora ya sabía que iba delante o detrás, pero a dos o tres kilómetros nada más. Me apetecía llegar con él a Santiago de Compostela, pero arrinconado como estaba por aquellas dos muchachas... No he querido molestar para que me dejasen salir. Diez minutos después he ido detrás, creo que con la intención de alcanzarles cuanto antes...

Algo estaba a punto de explotar; creo que la mordaza impuesta por tantos años de lealtad incondicional a lo debido va a explotar de un momento a otro; la tradición establecida está llegando a su final y, con ella, la verdad absoluta sin cuestión. No cabe duda, algo está cambiando... Aunque también pudiera ser que así quisiera verlo, que así lo desease; que lo espere, tal vez. ¿Esperando de nuevo? No sé. Continuaré sin forzar...

2 comentarios:

  1. Mucho valor, ya lo estas consiguiendo, ese es mi deseo.

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  2. Cada vez falta menos y vos andás cada vez más ligero.... ligero en cuanto a pensamientos me refiero, estás como más "abierto" y mojado?

    Seguimos caminando.

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