jueves, 28 de enero de 2010

COMPLETO (Quinta etapa)

Al llegar a Logroño, el primer contratiempo serio; nos ha puesto contra las cuerdas aquel cartel que, colgado de la puerta de entrada, decía: “EL ALBERGUE ESTA REPLETO”. Hemos entrado a la carrera, como si corriendo fuéramos a cambiar las cosas. Eny le ha insistido al hospitalero, Ceci a repetido los mismo: “si aquí no tenemos sitio... ¿qué coño hacemos?. Aarón y yo mirábamos boquiabiertos... Los cuatro hemos recibido como respuesta un encogimiento de hombros, acompañado de un apenas audible “lo siento”.

Si no nos hubiéramos entretenido tanto tiempo en Viana comiendo. No habría sido demasiado de no habernos parado, poco antes, una hora en aquel arroyo de ensueño; ¿quién se habría resistido a remojarse los pies abrasados en aquel agua, tan fresquita que manaba?. Se estaba tan bien, tumbados en aquel río, y después en el parque tras haber comido. Y a las cuatro de la tarde por estas tierras, entre riojanas y navarras, hacía un sol de justicia; qué menos que parar un rato a refrescarnos en La Virgen de Cuevas. El primer día caluroso del año, después de seis meses nublados, invitaba a estos albedríos; necesitábamos un respiro... Estábamos en ese embrollo metidos porque habíamos querido; no nos hemos dado mucha prisa, y de la pausa al abandono hay un suspiro. Una retirada a tiempo sería la mejor victoria, allí afuera, pensaríamos.

Allí afuera estaba nuestro Dios protector, sentado... ¡qué alegría!. Lo habíamos perdido de vista, a primera hora de la mañana, justo a la salida; recién empezada la jornada, tras haber desayudando todos juntos, había desaparecido. Mira que no me daba buena espina cuando me lo habían presentado, ayer por la tarde, apenas llegado a Los Arcos. No me pareció trigo limpio, me he quedado apartado, tres pasos atrás que mis compañeros porque me he sentido culpable. Por seguir siendo un desconfiado, por haberlo prejuzgado a destiempo; porque no me gustó su moreno intenso, ni su mezcla de idiomas de trotamundos políglota; porque no soportaba su aspecto de bohemio exitoso que a mi tanto me apetecía. Se nos ha alegrado la cara, hemos respirado aliviados al verlo.

He pensado en un instante, el instante en el que Eny, quizás haya sido Ceci, se acercaba para pedirle ayuda; y me estaba arrepintiendo cuando le he visto sonriendo con esa ristra de dientes sin mácula. El, del Camino de Santiago, y de todos los caminos lo sabía casi todo. Nos había garantizado que en ningún albergue se dejaba a un peregrino tirado; ¡mucho menos, si el estuviera presente!. Me lo había imaginado porque no quería oírlo, no podía soportar que nos solucionara la papeleta ese tío tan perfecto; iba a volver a regalarnos su experiencia, en esta ocasión, para sacarnos del atolladero.

Y va el capullo y nos dice que no queda más remedio... que hasta el albergue siguiente sólo nos quedan cuatro kilómetros... Yo sabía que hasta Navarrete había al menos trece.

1 comentario:

  1. Mirá vos al peregrino, juzgando a la gente por su color y sus dientes blancos???? jajaja, casi siempre lo que no nos gusta de la otra persona lo tenemos en nosotros mismos.
    Y si era el Ángel de la Guarda????

    Sigo leyendo peregrino!!!

    Abrazos!!

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.