miércoles, 27 de octubre de 2010

León – Buiza (iii) (Veintidos de Septiembre)

Una flecha amarilla que no nos iba fallar; hasta aquí, un montón de hitos, bien dispuestos en el camino, habían ido certificando este contrato unilateral; porque así queríamos seguir creyéndolo, pesara a quien pesara, y aunque quien lo negase fuera el mismísimo Santiago; sí o sí, nos habíamos acomodado en el regazo del Señor Salvador... ¿Con ese nombre quien albergaría temor? Además, lo más difícil, hasta el día de hoy habría sido perderse, sembrado como estaba el recorrido de señales indicadoras del rumbo a seguir para no tener otra opción. Y me ha dicho Joan que Miriam no ha le ha dejado ninguna duda sobre esta cuestión. A partir de aquí, y hasta donde ellas habían llegado, estaba tan bien indicado, o incluso mejor. Ellas han dormido esta noche en Buiza, hoy estarán recorriendo la Etapa Reina de todos los caminos de Santiago; ni el Camino Francés, ni la Ruta de la Plata, ni siquiera en el del Norte o en el Primitivo... Según un comentario que, al margen, había redactado el autor de la guía que ellas sí que habían comprado para tener un punto de referencia oficial y fiable, en el que poder apoyarse... Según él, en este camino que habíamos elegido se recorría la etapa más dura de todas, con diferencia...; pero, a la vez, la más hermosa y salvaje, la más azul y verde; el espectáculo más extraordinario con el que un peregrino se pudiera encontrar.

¿Qué podríamos temer? Ellas no se habían destacado hasta ahora por ser unas aventureras experimentadas, más bien todo lo contrario... También es verdad que de la necesidad emana la genialidad; esperemos que no hubiera fluido aún de sus piernas y corazones un manantial descomunal, no porque no quisiera que esto ocurriera, sino para seguir caminando tranquilos confiando en la supuesta mediocridad que compartíamos todos en estas lides santiaguiles. En realidad, ellas eran patosas en temas de orientación, más o menos como yo; estaríamos, por ello, a la par. Si ellas han podido siendo personas normales, nosotros, sin ser extraterrestres, podremos también; aunque haya algún que otro obstáculo que superar... Mejor que los hubiera, para tener algo extraordinario que contar. De oídas sé que Joan ha recorrido otros caminos, mucho más complicados y con dificultades extremas, no solamente orográficas; si es verdad lo que he oído se ha metido en algún que otro berenjenal duro de pelear. Además, tiene buen humor, aspecto que me parece fundamental para no perder el sentido, más allá de la orientación.

Joan, el tapado del grupo, el que más alejado había estado de mí; aquel que había recibido de tan mal gas no hace aún dos semanas. Ahoras sí que estoy seguro de que aquella aparente repulsión no había sido fruto de la casualidad, también estaba perfectamente organiza esta última función. Tenía que retrasarse al máximo el encuentro entre los dos, dejaba el destino este episodio como epílogo final porque sabía que tendríamos tiempo suficiente para conocernos muy bien en este deambular por tierras asturianas, en total soledad. Es lo primero que se siente aquí, que el Creador, lleve o no pantalón, no deja nada en manos del azar; al menos, no es ese el nombre por el que en los estratos celestiales se le conoce al supremo zar. Nos rodea una fuerza singular que va moviendo las piezas a su voluntad, lo queramos nosotros o a nuestro pesar; a él le importa poco nuestra opinión. Si has de pasar por el aro no te resistas, pasarás aunque para ello fuese necesario utilizar calzador.

A veces, pudiera parecer que algo se le escape al poder de su dedo ejecutor; no se engañen, no son más que tretas para que los seres humanos, cegatos para ver más allá de sus narices, nos creamos que en nuestras manos sigue estando el control. Joan, así tenía que ser; y así parece que será.

2 comentarios:

  1. A pesar de mis dudas, te leo y me lo creo. ¿Será que me estoy resisitendo a pasar por el aro?

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  2. Y sigue la ruta, entre sentimientos nuevos de los caminantes.
    Como siempre es un placer seguirte.

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