Aunque un sol de justicia desaconsejara seguir adelante, la angustia me había impedido parar; me llamaba poderosamente aquel puebloque indicaba la guía, pasado San Martín del Camino. Éste último sería el elegido por Alexandra, Tiziana, sus compatriotas italianos; y Ian... Quise creer que la huida no sería tal, y que me sentaría bien dejarlos atrás. Un esfuerzo más, por olvidar... Seis kilómetros y medio y todo se iba a volver a acabar.
Momentos mágicos... Un instante extraordinario, muy distinto, tan distante... Silenciados, de repente, todos mis embrollos letales. Uno de esos reencuentros que anhelo, le echaba de menos; habían merecido la pena todas las rectas áridas, ardorosas... frías; y las adversidades y penas soportadas.
¡Éste sí que era de los míos!. Aunque fuera un conocido de hacía menos de veinte días, y no hubiera compartido con él más que unos pocos kilómetros. Este desconocido, se había erigido en el punto de referencia de mi camino, la señal con la que me identifico. La persona de confianza que me devuelve casi siempre la alegría, aunque este triste. Creo, quiero pensar que para él ha supuesto lo mismo; al menos eso me ha dicho. Sin haber coincidido tanto tiempo con él, lo sentía mi hermano.
Lo dicho, una conspiración en toda regla, judeo-masónica y contra mi persona; he podido confirmarlo, y no rectifico... Ya no me cabe ninguna duda. Lo quisiera o no, Hospital de Órbigo estaba marcado para hoy en su agenda. Allí, aquí, me estaba esperando Aarón, un amigo de toda la vida.
Momentos mágicos... Un instante extraordinario, muy distinto, tan distante... Silenciados, de repente, todos mis embrollos letales. Uno de esos reencuentros que anhelo, le echaba de menos; habían merecido la pena todas las rectas áridas, ardorosas... frías; y las adversidades y penas soportadas.
¡Éste sí que era de los míos!. Aunque fuera un conocido de hacía menos de veinte días, y no hubiera compartido con él más que unos pocos kilómetros. Este desconocido, se había erigido en el punto de referencia de mi camino, la señal con la que me identifico. La persona de confianza que me devuelve casi siempre la alegría, aunque este triste. Creo, quiero pensar que para él ha supuesto lo mismo; al menos eso me ha dicho. Sin haber coincidido tanto tiempo con él, lo sentía mi hermano.
Lo dicho, una conspiración en toda regla, judeo-masónica y contra mi persona; he podido confirmarlo, y no rectifico... Ya no me cabe ninguna duda. Lo quisiera o no, Hospital de Órbigo estaba marcado para hoy en su agenda. Allí, aquí, me estaba esperando Aarón, un amigo de toda la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario