viernes, 5 de febrero de 2010

RATONERA (Novena etapa)

No recuerdo su nombre, creo que no se lo he llegado a preguntar; en caso de que me lo haya dicho, debía estar yo en otro lugar, pensando posiblemente en lo que será, en lo que fue; en lo que no tuvo que ser; ¡yo que sé!. Me ha tocado en la rifa en la que habíamos participamos todos los que la anoche estábamos en el albergue de Grañón, no la he escogido por voluntad propia; su primer día he sido su compañía. La mujer había hecho una promesa, ¡porque su marido se había curado de un cáncer grave, ella estaba caminando a mi lado!. Paso a paso, evitando en su bautismo, el agua que no ha dejado de amenazar, y de rato en rato, empapar.

¡Dichosa tormenta...!; ya no es que no se haya querido retirar, es que ha regresado enfurruñada, sin darnos apenas respiro. Ha estado jugando conmigo, supongo que también con ella y con todos los demás, toda la jornada; dando vueltas en torno a mis complejos, a su promesa, a cada cuestión que estarían pensando el resto de compañeros de chapoteo. Yo -ella, nosotros- era -eramos- el ratón y ella, la tormenta, era el gato cabezón. La naturaleza sigue imponiendo su estrategia: “ya que no me apetece una taza, toma tazón y medio”, por respuesta. He querido dejar de jugar... ¡Una ratonera, por el amor de Dios!.

La primera vez, ha sido un bar de carretera; la segunda, el pórtico de aquella iglesia; la tercera, ni lo recuerdo; y la anterior a la última, ese albergue tan especial. Esta noche me habría alojado a gusto allí; para compartir la tarde con la señora en cuestión; y con su desasosiego si hubiera hecho falta; aunque su marido y sus hijos no hayan abandonado su boca en todo el día, era maja. Con ella, y con José Luis, para escuchar sus batallitas de peregrino con perigrí, cuando no había alojamientos y un plato de lentejas se recibía con humildad. Pero no podría ser, me había reconfortado su decisión, habían decidido pararse a esperar, para que les alcanzase sin necesidad de correr; a ellos, según decía su mensaje, les iba a venir bien un día de descanso; les había echado de menos, eran buenas personas Ceci, Eny y Enrique, no podía fallarles, no me dentendría, habían sacrificado su etapa por mí, tenía que llegar a Villafranca de Montes de Oca, como fuera.

Una cuenta ha quedado pendiente, prometo abonarla con creces; sabía que estaba cometiendo un error que no estaba dispuesto a reparar, de momento. El albergue de Tosantos y ese seglar cristiano; uno de los únicos sellos de los que, de verdad, me siento satisfecho, me apetece llevarlo plasmado en la credencial. Una de esas joyas que no deslumbra, pero que saben a gloria; tan raras de encontrar. Para mi es el tercero. Logroño, por necesidad; Grañón, por que no me quise negar; ¿Tosantos?, no está la vida como para despreciar las cosas de valor, pero lo siento, no podía, tenía que continuar. En el fondo sabía, lo sé; me arrepentiré. Si hubiese seguido mis pasos...; quizás el suyo no fuera mi camino, no era el mío el de la señora, estaba seguro... ¿estaba seguro?, también lo dudo. Me había propuesto ser independiente y la estaba cagando, no he querido darme cuenta. Cuatro gotas que se han multiplicado por ciento, miles de lágrimas que no han refrigerado mi candela; el bochorno ha liberado más rugidos, rayos y truenos que me han aislado en silencio, diluyendo mi coraje en aquel barrizal encharcado que me rodeaba. ¿Por qué habría abandonado Tosantos?.

Ya me estaba arrepintiendo, aunque estuviese protegido debajo del tejado de aquel lavadero antiguo remozado. Me encontraba incómodo y aturdido, no lograba pensar claro, estaba abrumado. Le había preguntado, por si acaso; o por no sentirme tan solo, allí abandonado. Y el chico había confirmado mis temores; de donde él venía también estaba diluviando; justamente por donde yo tendría que pasar caminando. Hace falta ser muy cobarde para no atreverse, por eso los relámpagos serían una buena excusa; no sé que me habría fastidiado más, si mojarme o perder el ordago que me había echado la lluvia... Mi orgullo aún puede decir ufano que le ha ganado la partida; aunque lo que me he dejado por el Camino..., no sé si merece la pena. En aquel barrizal pringoso estaba a punto hundirse algo más que unas botas; la determinación, con ella mi coraje; parte del niño que mantiene el tipo mientras esté rodeado de comodidades; la lealtad a unos principios, mis pilares, el fundamento.

Podría haber esperado a que escampara, o haber andado por carretera como otros,... ¿no eran esas las dificultades que le había pedido al Camino?. Habría sido de tontos discutirlo; no merecía la pena seguir chapoteando charcos... Dos kilómetros nada más, y me estaban esperando, iba a hacerlo por ellos. Tenía que avanzar; eran las cuatro, sin dar; ¿estaría anocheciendo, de verdad?. ¡Lo he visto todo tan negro!. Y además, se ha ofrecido tan gentil el señor, ¿no lo podía rechazar?. No lo he hecho, he claudicado, lo siento. Como ayer, he librado; otros no han tenido mi suerte, hemos pasado a muchos que habrán llegado empapados; ayer me sentía contento, hoy no sé lo que siento. Aquí estoy, tranquilamente; sentado, intranquilo y seco, ya duchado, ha escampado; espero a mis compañeros para ir a comprar lo que fuera para cenar.

¡Qué alegría por el reencuentro!. ¡Cómo si hubiesen pasado mil años!. ¡Gracias por parar a esperarme!. ¡Exclamaciones ostentosas para rellenar un boquete!. No sé cuál habrá sido el motivo, pero los tres han estado de acuerdo. Creo que no me encuentro muy bien. El azar me ha vuelto a sonreír, ¿de qué me podría quejar?.

3 comentarios:

  1. Quejar? de nada? la lluvia una bendición! el
    Loto crece en los pantanos, hay barro. Pero que bella es su Flor!!!!!

    Y camino......

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  2. Si, aquí, seco y descansado, también pienso igual que tú... Allí, calado hasta los huesos, un poco helado, con diez kilómetros por delante, y diez kilos en la espalda, me costaba un poco más verlo todo tan claro...

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  3. Diferentes ritmos y quehaceres nos acercan y apartan, a unos de los otros en las diferentes etapas del camino de la vida. ¿Qué mejor manifestación de amor que algún amigo te espere, aunque eso signifique detenerse en su camino?
    Te sigo. Un abrazo.

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