lunes, 16 de agosto de 2010

Lédigos – Bercianos del Real Camino (v) (Diecinueve de Septiembre)

Mañana por la mañana, una nueva frustración habría tallado otra muesca en mi ábaco de fracasos, sin tregua, si no hubiese acontecido un milagro. Cuando ya se cernía sobre mí la soledad impuesta y, con ella, otra derrota; la contradicción sería la respuesta a mis preguntas ciertas y tontas... ¿Para qué estoy haciendo todo esto? A pesar de la zozobra interior que llevara a cuestas, soportaría con cara adusta; me habría hecho, como en tantas otras ocasiones, el sordo. Cuando mi mente orgullosa ya estaba pergueñando la manera de salir airoso del contratiempo... ¿Quizás otra oportunidad de disfrutar del recogimiento? Cuando ya temía el niño dependiente la nueva embestida de la soltería...

Ya casi se había rendido mi vigilancia obsesiva sobre la realidad sombría, y ya casi estaba convencido de que por aquel portón plomizo que comunicaba el portal umbrío con la plaza soleada no accederían a este albergue los peregrinos que yo esperaba... No les había visto pasar, y se había hecho tarde incluso para ellos; estaba haciéndome a la idea de que se fuera a repetir el cuento... Aunque me hubiese prohibido recordarlos, me había sido imposible eludir la traición recurrente de mi memoria temerosa... Me había sido imposible quitarme de la cabeza a otros compañeros de peregrinaje que en esta misma etapa, hacía apenas unos meses, habían tenido que acercarse a León en autobús, pasando de largo este punto de reunión, porque una de las chicas sufría una terrible indigestión.Ellos, como estos... Estos, como aquellos... Todos sabían que esté era el lugar escogido. Como lo había sido Grañón, donde a estos últimos había conocido. Y eso que al llegar estaba seguro de que no me iban a fallar, porque también les gustaba este tipo de hospitalidad. La que yo ya estaba echando a faltar; la que nos había regalado Jose Luis en Tosantos con tanta generosidad; el albergue de Tosantos, donde habíamos sellado y confirmado, todos los que faltan y yo, nuestra coalición.

Cuando ya había comenzado a dudar de toda esta verdad; y hasta fruto de mi imaginación había hecho la supuesta realidad... Un rayo de sol ha iluminado la oscuridad que se estaba cerniendo sobre el umbral que no me dejaba mirar más allá. Sobre mí mismo, se ha iluminado la salvación... Por fin. Aunque se hubiese quedado atrás Philip; y Miriam y Mónica se hubiesen adelantado empujadas por medios de locomoción con motor... No había sido por catástrofe, gracias a Dios; ni por ingerencias malintencionadas de digestiones retorcidas. Era algo que tenía que pasar, sin más.

3 comentarios:

  1. en verdad hay cosas que pasan sin más, a veces es bueno hacerse el sordo y tratar de " eludir la traición recurrente de la memoria temerosa".Siempre hay un rayo de sol que ilumina la supuesta oscuridad...yo lo estoy buscando. Saludos

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  2. Bien, Karu, ya está empezando a aparecer la luz que ilumina el largo y angosto sendero.
    Yo también (en tu bolsillo, seguramente) noto el rayo de luz cálido que nos acaricia.
    Un beso.

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  3. KarulKalara, Tienes una narrativa que se disfruta, es un gusto leerte.
    Un abrazo

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.