jueves, 20 de mayo de 2010

Tosantos-Atapuerca (ii) (Trece de Septiembre)

Aun así giraría la rueda, con complejos, totalmente perplejos... Sigue girando la rueda, y con ella su montón de esferas. Por el orto está saliendo el Rey Astro, mentiroso porque es estrella, y por el ocaso se acostaría en unas horas, si es que él se moviera. Hace tiempo creían los eruditos de entonces que nuestra casa era el centro del Universo. Para explicarlo tuvieron que inventar miles de subterfugios farragosos, que funcionaban porque sus mentores eran sabios. A pesar de ser incierta la propuesta les salían bien las cuentas, y hasta fueron capaces de predecir eclipses y fenómenos variados. Pero no era así señores, estaban equivocados, no era el centro la Tierra; era un satélite cualquiera.

Horas incontroladas, trabajando a destajo una cirrosis incipiente a jornada completa... Claro ejemplo de dedicación exclusiva sin sueldo. Un problema grave que fue tiñendo de pesadilla los pocos ratos que de lucidez le permitía su sueño perpetuo. Gira y gira, y sigue girando la rueda... Y también giraba aquí abajo encerrando entre sus rejas a un ratón mareado que corriendo sobre sus peldaños, avanzando no avanzaba un palmo; atrapado, haciendo como que escalaba, creyendo alcanzarlo todo sin lograr apenas nada, sin conseguir subir al escaño anhelado, cada esfuerzo le ha extenuado, cada impulso por su propio peso acogotado; en su jaula decorada con luces de colores y guirnaldas.

En esa burbuja jocosa, cuan pecera grotesca que sostenga a duras penas al pez sin memoria, había olvidado de dónde venía y no recordaba hacia dónde habría de dirigirse, el camino de vuelta es difícil para quien ha ahogado su norte en jarras de cerveza sin fondo. Un vaso de vino, camarera... si puede ser que anteceda a otros cincuenta, o una botella de whisky, o una garrafa entera de cántara y media. Un despojo de la sociedad que se debió de cansar de aguantar a la sociedad... ¿Quién se hartaría en primer lugar? ¿Quién se deshizo de quien? Creo que no soportaba tantísima mediocridad... Donde el culto a la competitividad era santo y seña, un tío desprendido para quién darse era contraseña sobraba... Estaba escrita desde el nacimiento la leyenda de un muerto y sus componendas.

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.