Y podría haberlo sido también la madre... La madre de la niña, por supuesto. Que, según parece, ya no era su esposa... Hacia ella trata de mostrar indiferencia. Indiferencia forzada me parece, debe de ocupar en su mente un lugar mucho más importante de lo que a reconocer se atreve. Se refugia en el respeto que la debe; por su hija amada, sobre todo... Está claro que su existencia no le es indiferente; a menudo sin citarla la cita; y, justamente, por evitar hacerse cargo no la nombra en momentos en los que una alusión a su persona sería lo natural, y hasta de mal gusto no hacerlo. Pondría la mano en el fuego y no me quemaría si afirmo que la sigue amando; por supuesto.
Podría serle de gran ayuda, el apoyo idóneo... Como nexo de unión con los buenos momentos, despertador del recuerdo dormido; su eslabón perdido con el tiempo desperdiciado. Pero cuando regrese no sé si no le incomodaría su presencia, otro trago de incoherencia. Porque, según he creído leer entre líneas, ella ya no le correspondía; y porque no le debió sentar bien que le habría abandonado; porque había sufrido tanto y porque aún le debía de estar doliendo mucho todo aquel sufrimiento. Porque seguía sintiendo y porque sentir más no se permitiría. Y porque no me he atrevido a preguntarle, por si acaso... Porque solo he querido escuchar lo que él, libremente, ha querido contarme... Porque, por miedo a romper el embrujo en el que nos ha sumido el flujo, no he permitido que nada se interpusiera en aquel torbellino de emociones consentido. Por todo eso, todo esto no es más una historia a medias, con tintes de leyenda, que he imaginado a partir de su declaración voluntaria, farfullada...
Una verdad a medias que aún le coarta el paso para hacerse del todo cargo de su gran mentira, aún a medias oculta. Me habría gustado haberle contado aquello de lo que yo me estoy dando cuenta... Lo que le había defraudado no era que ella no estuviera a la altura de las circunstancias, aun enojado por haber sido abandonado en momentos tan complicados, eso no era lo más insoportable... Lo que le está costando asimilar es aceptar que no había sido merecedor de otro trato diferente; no sabía como mirarle a la cara sin sentir remordimientos...
Podría serle de gran ayuda, el apoyo idóneo... Como nexo de unión con los buenos momentos, despertador del recuerdo dormido; su eslabón perdido con el tiempo desperdiciado. Pero cuando regrese no sé si no le incomodaría su presencia, otro trago de incoherencia. Porque, según he creído leer entre líneas, ella ya no le correspondía; y porque no le debió sentar bien que le habría abandonado; porque había sufrido tanto y porque aún le debía de estar doliendo mucho todo aquel sufrimiento. Porque seguía sintiendo y porque sentir más no se permitiría. Y porque no me he atrevido a preguntarle, por si acaso... Porque solo he querido escuchar lo que él, libremente, ha querido contarme... Porque, por miedo a romper el embrujo en el que nos ha sumido el flujo, no he permitido que nada se interpusiera en aquel torbellino de emociones consentido. Por todo eso, todo esto no es más una historia a medias, con tintes de leyenda, que he imaginado a partir de su declaración voluntaria, farfullada...
Una verdad a medias que aún le coarta el paso para hacerse del todo cargo de su gran mentira, aún a medias oculta. Me habría gustado haberle contado aquello de lo que yo me estoy dando cuenta... Lo que le había defraudado no era que ella no estuviera a la altura de las circunstancias, aun enojado por haber sido abandonado en momentos tan complicados, eso no era lo más insoportable... Lo que le está costando asimilar es aceptar que no había sido merecedor de otro trato diferente; no sabía como mirarle a la cara sin sentir remordimientos...
visitandote amigo ,buen domingo!
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