Le he hablado de Marta y le he dado el mensaje que para él, ella me había encargado; le he comunicado sus sentimientos con mucho esmero porque soy un tío aplicado y porque lo he hecho con gusto. Me dijo que le dijera lo mucho que le quería y lo bien que se lo habían pasado cuando aquí estuvieron alojados, lo buen hombre que a ella le había parecido que era. Le he hablado de todos esos sentimientos que a corazón abierto sólo se expresan en estos lugares tan raros. Y también le he informado, por supuesto, de su intención de visitarle. Tenían previsto para mañana llegar aquí a medio día, ella y otros cuantos peregrinos que habían caminado juntos... Habían organizado para este fin de semana dos etapas desde Nájera, con paradas, como no podría ser de otro modo, en los albergues de Grañón y Tosantos. Jose Luis se ha alegrado muchísimo y me ha descubierto un gran secreto que Marta se tenía bien guardado... Debía de tener una voz privilegiada para no sé qué estilo de canto que yo no conocía.
Me habría gustado haber coincidido con ellos, por esto y por más motivos. Incluso habíamos intentado arreglarlo para hacer posible el reencuentro. Que si yo podría esperarla, que si me quedaba un día en Nájera para caminar ambos, otros dos, juntos; que si... Que con una vez había sido suficiente, en el Camino de Santiago no es conveniente preparar casi nada porque al que se empeña en hacer muchas cuentas no le salen más que rosarios. Y porque, aunque me apetece mucho volver a verla, ahora camino a gusto con estos cuatro o cinco compañeros que han salido de la nada. No es el momento y, por eso, mañana a estas horas yo estaré alojado en el próximo albergue, al menos a veinte kilómetros de éste.
Marta..., apenas habían pasado tres días y parecían doscientos; todo había quedado tan lejos y, sin embargo, siempre la había llevado presente; aunque parezca contradictorio es lo que siento. Una casualidad que no he permitido que fuera arrinconada por el carrusel de acontecimientos, aunque a punto estuviera de perderla en el lío de Grañón... Por suerte, sigue aquí a mi lado vibrando fuerte para recordarme que aquí siempre ocurre lo que tiene que ser. ¿Qué habría sido de mí si no, sin litera en albergue de Nájera? Gracias a ella, gracias al azar que nos hiciera coincidir el día anterior, gracias al destino posiblemente se resolvió con gran facilidad un problema que podría haber tornado grave, de verdad.
Me habría gustado haber coincidido con ellos, por esto y por más motivos. Incluso habíamos intentado arreglarlo para hacer posible el reencuentro. Que si yo podría esperarla, que si me quedaba un día en Nájera para caminar ambos, otros dos, juntos; que si... Que con una vez había sido suficiente, en el Camino de Santiago no es conveniente preparar casi nada porque al que se empeña en hacer muchas cuentas no le salen más que rosarios. Y porque, aunque me apetece mucho volver a verla, ahora camino a gusto con estos cuatro o cinco compañeros que han salido de la nada. No es el momento y, por eso, mañana a estas horas yo estaré alojado en el próximo albergue, al menos a veinte kilómetros de éste.
Marta..., apenas habían pasado tres días y parecían doscientos; todo había quedado tan lejos y, sin embargo, siempre la había llevado presente; aunque parezca contradictorio es lo que siento. Una casualidad que no he permitido que fuera arrinconada por el carrusel de acontecimientos, aunque a punto estuviera de perderla en el lío de Grañón... Por suerte, sigue aquí a mi lado vibrando fuerte para recordarme que aquí siempre ocurre lo que tiene que ser. ¿Qué habría sido de mí si no, sin litera en albergue de Nájera? Gracias a ella, gracias al azar que nos hiciera coincidir el día anterior, gracias al destino posiblemente se resolvió con gran facilidad un problema que podría haber tornado grave, de verdad.
Bueno mejor así,un abrazo
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