jueves, 6 de mayo de 2010

Najera-Grañón (ii) (Once de Septiembre)

Me había quejado de la rutina que me atrapaba, allí estancado, repitiendo las mismas cosas, entre tantos entes rutinarios que tampoco dejarían de quejarse de sus rutinas aburridas y ordinarias, aunque les mataran. ¿No sería ésta otra rutina parecida y del mismo grado?; ¿qué es lo que no sería igual? ¿Por qué siendo tan desagradable la soporto con tanto agrado? No es lo que se ve, es eso que no sé como explicar; ¿será otra excusa, tal vez, para no mirar? ¿Por qué me habría agotado tanto dejar de andar? ¿no tendría que hacerlo en la misma medida al menos no querer parar ni siquiera un rato? Allí, tres o cuatro horas al día, el día que más; aquí todas las jornadas, más de ocho... Aquí, allí, nada era lo que aparenta. Cuando salía, cada día, a recorrer el entorno de mi pueblo sabía de donde partía y adonde iba a llegar, y lo que me iba a encontrar; y sabía, por supuesto, lo que no me ocurriría jamás... Lo raro sería que me viera obligado a improvisar, toparme con alguien diferente a quien mirar, con quien hablar; ¿tener que caminar al lado de con quien callar...? Allí habría sido un obscenidad.

Otra etapa más, la segunda de esta segunda embestida a mi empeño por maltratar a la vida; con la de hoy, con las de entonces completo el mes. ¿No se estaría concretando otra rutina, y poco más?; se me antoja una rutina especial; con todo eso, además. Ya la había completado en la ronda primera; con éxito, por supuesto... El mismo trayecto, los mismos pueblos, gente distinta pero disfrazada de la misma manera, para la ocasión; ¿a quién le impulsaría el corazón? ¿a quién la devoción? ¿quién sería capaz de reconocer ser movido por la costumbre de una concha que nos sienta muy bien? Ni la tormenta ha querido faltar; ha cumplido su deseo repetido, por ser también la suya su segunda vez. Como en la ocasión pasada, nada cambió, nada ha cambiado; las mismas amenazas que entonces también reprimió; sus rugidos me han vuelto a advertir para, en el susurro del viento diluidas, arrepentirse hasta morir. Algo tendría que no ser igual, algo pero... ¿El qué, Señor?

En la cuesta final quizás, la otra vez no encontraba consuelo no sé por qué. Porque, desesperado, ansiaba llegar al pueblo, porque todo alrededor era un páramo solitario, por la presencia de los mismos nubarrones que hoy también me han acompañado, negros como el tizón... He disfrutado desde allí abajo, conversando con la madre y el hijo, y sus bicicletas... Recordando sus experiencias, que hasta hace un rato me eran ajenas y ahora siento propias; deseándoles a ambos augurios limpios, aceptando los suyos, buenos deseos y alientos vivos. Hoy he llegado a sentirme poderoso, sin haber necesitado antes desangrarme, ni macerarme en mis miedos falsos... Quizás haya ayudado mi pie degollado.

Ni en esto siquiera ya nada es lo mismo, se han acabado en mi Camino los pies inmaculados. Acabo de comprender a que ganchos están enganchados algunos de mis complejos, en lo más profundo de mis entrañas amarrados a no tener ni tan solo un reto. Problemas, preocupaciones, y ocupaciones pocas; y la mano de alguien que por desgracia no montaba bicicletas. Sin apenas dificultades a que enfrentarme, me habían crecido todos los enanos, se hicieron gigantes que agitaban sus brazos enormes para asustarme. La memoria estaba bien educada pero en estos lares, por suerte, hasta la memoria se agota de inventar excusas porque nadie las escucha. Un par de ampollas, enormes y rojas; una de ellas llena de sangre... Tras cada ataque de pánico crecí un palmo, muchos ataques fueron necesarios para hacerme crecer otros muchos. Ocho horas soportando mis pies lacerados, aunque parezca mentira, pero no he necesitado achaques raros y me siento dolido pero crecido, en mi talón de Aquiles, en las plantas que apoyo con fuerza, en la parte más débil de mi existencia... Creo que estoy descubriendo de la vida un gran secreto, mi rutina ordinaria para nada aburrida.

2 comentarios:

  1. KarulKalara
    compartimos ciertos gustos por la ironía, encontrar adeptos resulta un tanto dificultoso, ¡pero cuanto disfrute al escribirlas!!
    Un abrazo.
    E-mail- casper_s21@yahoo.com.ar

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  2. en verdad, me perece bueno lo que narras por aca,pero incomprensible, lo que llevas a poetas,
    serán sensaciones distintas,de eso no me cabe duda, y tendré que aprender a comunicarme, con vos,sin dejar de lado mi concepcion de la vida,que no es precisamente un sueño, soñado, y demas item románticos que pululan por aca,por alla,por aculla...saludos
    lidia-la escriba

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