viernes, 11 de junio de 2010

Tardajos-Convento de San Antón (vi) (Quince de Septiembre)

Se dice que no se es de donde se nace, sino de donde se pace; y algunos cumplen este refrán a rajatabla; otros, sin embargo, le llevan la contraria de corazón; creo que Denis no se adapta a ninguno de los dos casos... Denis es un tío raro. Habrá sido por eso, creo yo, que me haya sorprendido indagando en su rostro la verdad esquiva; sin descubrir más que una cara que no reflejaba la alegría propia de los cubanos; y unos rasgos apocados que no le quitaban razón, no era heredero del desparpajo de los caribeños más animados. Tampoco he sido capaz de reconocer en sus ademanes la forma de ver la vida del país que le había acogido de niño, se parecía poco a lo que yo tengo oído de sus paisanos de los Estados Unidos.

Y no es que se muestre crispado; muy al contrario, regala sonrisas y se esfuerza en aparentar tranquilidad y calma, con su voz bien modulada, con sus maneras educadas. Se esfuerza en controlar los ataques de ira, que reprime ante tonterías sin sentido y ante problemas de íntima importancia. Pero algo tiene que desentona, tiene la tristeza gravada en el entrecejo, no sé si por algún fuego interno agotado antes de tiempo o por un conjunto de pequeñas penas que haya ido acumulando de antaño. No soy capaz de adivinar la causa, quizás tampoco sea yo el más indicado para destapar vicios ocultos; posiblemente me esté metiendo en un jardín de flores del que no saque más que mordeduras de serpientes. Pero no le daría la espalda, porque se había ganado mi confianza desde antes de conocerle. Desde antes de dque me contara que era escritor, desde antes de que yo supusiera, equivocadamente, que estaba conociendo a un personaje consagrado.

A pesar de que él no hubiera utilizado ni un epíteto magno en su descripción como autor; aunque me haya repetido mil veces que era un escritor a secas, que sufría sequías angustiosas y densas; a pesar de ser catastrofista ante la posibilidad de ser algún día famoso. A pesar de tantos pesares, hay una conexión, como él, rara, especial, extraña entre nosotros a la que me he negado a llevarle la contraria; algo dentro de mí ya se había comprometido con su causa.

Y no creo que haya influido en mi decisión, la idealización del pupilo que se somete a la voluntad del maestro que idolatra; ni creo que haya tenido nada que ver que tuviese varias obras publicadas. Estaba entusiasmado y bebía de sus palabras. Él, que tan alta estima se había ganado en mi jerarquía de valores se había interesado fervientemente por mi obra. Me he sentido halagado, un privilegiado. Por un rato, comentando entre nosotros nuestras afición compartida, he sido su colega. Quizás me sienta en deuda por satisfacer mi deseo oculto anhelado, tal vez por haber saciado por unos instantes mi ego voraz e insaciable...

Seguramente, habrá sido suficiente motivo haber recorrido el trayecto entre Hornillos del Camino y Hontanas, unos diez kilómetros con paradas, más de dos horas conversando sin descanso, en apenas un suspiro.

1 comentario:

  1. En un suspiro...
    porque escuchas
    Porque fluyes
    Porque empatizas

    Porque eres presente.
    Sigue.

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.