viernes, 13 de mayo de 2011

Catorce de Mayo de Dos MIl Once

Ya está decidido; lo decidiré. Al menos desde ayer, día trece... Ya no es doce más uno, ya no me van a dar miedo las supersticiones que mamé. Gracias mamá por revelarme el sentido del que creía carecer. El trece, un número muy especial del que algún día hablaré. El trece, un número singular del que hoy nada diré. Pero día trece era ayer.

Me he dado cuenta, he aceptado lo que sin querer he ido negando una y otra vez. ¿Saboreando quizás las lágrimas del llanto aquel? El llanto que, reprimido, había creído que pudriera muchas cosas de la niñez. He comprendido que es necesario macerar ciertas carnes para que, tras el guiso, largo y tendido también, sepan mucho mejor, despuès. Después de año y medio, aquí me encuentro de nuevo, en similares circunstancias, aunque en esta ocasión, con la cabeza en calma analizando la situación. Lo tengo claro, me iré; me iré y regresaré; regresaré y retornaré. Retornaré, repitiendo el giro del torno, una y otra vez, hasta que el alfarero moldée con sus manos diestras y de las aristas extraiga aquel que sea y que seré. Aquel que era antes de nacer.

A finales de mayo... ¿A finales de mayo, por qué? ¿Y porque no? Cualquier fecha sería idónea, ya lo pensé. Porque así interpreto las señales, entiendo que han hablado claro; escucharé. Para eso, justamente, saldré. Y sé que me equivocaré; quiero que sean muchos los tropiezos, me sientan bien; aceptaré. Estoy abriendo mis pabellones auditivos, orejón seré; ya no los cerraré a cal y canto, como los cerré; la sordera no me venía bien; me produjeron urticarias y eccema, no tanto acné; el acné es lo que es. Desde aquel día que regresé tenía claro, aunque lo negué, aunque me resistiera a creer. Pero ha sido requisito justo y necesario negarlo para poder degustar el aroma del llanto destilado en este alambique tan singular.

Mi corazón lo dice y la razón tendrá que dejar de gritar, porque de momento la balanza esta desequilibrada; no, por favor. Un ejercicio de magia sin truco inicial, los experimentos no los quiero con gaseosas de otro lugar. En las carnes de cada cual, en mis carnes, por tanto, antes de empezar. Hago una apuesta, todo o nada; a finales de mayo me pongo a andar con lo que hasta ese día me regale la providencia y nada más. Que el destino decida lo que haya de llevar, con lo que tenga partiré, con lo sustancial, y lo que me esté esperando en cada rincón del camino: para mal, o para bien. De momento viene a mi encuentro un saco de dormir muy especial; y un personaje me ha regalado la navaja que deseaba, con la que cortaré las rodajas de pan que me alimentará. Del último camino conservo presentes de aquellos que conmigo alcanzaron Finisterre por primera vez; claro que me llevaré conmigo la linterna de LIbia y la cantimplora de Ramón, como siento que ha de ser.

Y por hoy ya está bien, mañana mejor y más... O tal vez, no. El azar lo decidirá. Estoy convencido de que Dios juega a los dados con nosotros: seis y seis suman doce, me falta uno; me pregunto. ¿Dónde estará escondido, esta vez, el As?

1 comentario:

  1. Solo has puesto fecha,
    sera el nacimiento de la gestacion que ya pasó.

    Todo o nada?

    Blanco o negro?



    Abrazo de mil colores.

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.