domingo, 8 de mayo de 2011

Ocho de Mayo de Dos Mil Once

Hasta ayer hacía trampa; tal vez fuera un engaño a medias, pero había un poso de mentira en todo lo que describía; una ilusión a la medida de mis expectativas. ¿Mentirijilla piadosa o ventaja para mi soberbia barriga? Jugar con una red la partida; porque yo ya sabía lo que había. Aunque todo lo narrado fuera cierto, por supuesto; no se oculta en ese aspecto el engendro de esto que estoy tratando de revelar, rebelándome en favor del análisis que he hecho de aquella apuesta. Era fácil apostar a caballo ganador, porque yo sabía desde el pistoletazo inicial que ya había sido el vencedor. Poco a poco, he ido redescubriendo, y van mil veces al menos, al mismo perdedor.

He ido relatando una aventura que había ocurrido; y en ese matiz se oculta el aderezo amargo. Había ocurrido es pasado pluscuamperfecto, mucho más que perfecto, mucho más que acabado, rematado y muerto. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo, ni con muletas le habría atrapado mi sinceridad que predico a un lisiado tullido. La hazaña no lo es tanto cuando la maravillosa idea incipiente, aun hecha realidad más o menos reciente, ha sido aliñada con salsa embotada. Las letras que aquellos días congelara en mi libreta de compañía, arrastrándome bajo el sol justiciero de Castilla o chapoteando sobre las tormentas espectaculares de Galicia, no eran lo mismo. A medida que iban siendo manipuladas por mi memoria esquiva, sometida al orgullo enhiesto, ni decían lo que entonces sentía, ni sentían lo que yo sintiera mientras las disfrutaba sin tinta; como narrador, me he sorprendido perpetrando un ejercicio fingido. Cuando os contaba todo aquello ya habían curado mis ampollas hacía muchísimos días.

Y para muestra basta un botón, la prueba del error. Confrontemos, eligiendo más que al azar por comodidad, los datos de la última entrega de la etapa anterior. La publicación del treinta de diciembre de dos mil diez hace referencia a la jornada del día veintidós de septiembre; hay una diferencia patente, más o menos, dos o tres meses. Aun inexcusable, no sería tan injusto el descuadre de no tener que añadirle, además, un cambio de calendarios. Veintidós de septiembre de dos mil nueve, entre la ejecución real y la edición imaginativa media una distancia de más de un año. No hay hacedor de sueños que, con estos datos, pueda anunciarse con tal desparpajo. Las emociones se habían ido distanciando y la propuesta falseando.

Conocer el desenlace que ha desatado el nudo que uno en apariencia se rifa quita consistencia a la apuesta propuesta. Yo ya lo sabía, el sueño ya se había ejecutado, en pretérito pluscuamperfecto, cuando para vosotros lo estaba describiendo en presente intenso.El universo ya se había confabulado con mis pasos errantes; para mí estaba siendo historia muerta mientras que para vosotros estaba siendo leyenda viva. Por entonces yo estaba en otras cosas. Como bien me dijo algún experto, más vale recorrer cojeando el camino correcto que correr por el reconocido tuerto, se alcanza antes el objeto de deseo por el primero. He estado cierto tiempo atascado, creyendo que nada estaría cambiando; cambiando constantemente mis objetos de sitio sin plasmar ni siquiera mi pasmo fijo. Y he hecho mil esfuerzos para darle al cuento otro aliento; asfixiándome en el intento. Lo que hace ya un tiempo, cinco meses antes, me causaba embeleso y contento me produce cierto desasosiego. Ahora siento que algo se estaba gestando aquí adentro.

Los sueños se cuentan en directo, cuando las ampollas aún están frescas, cuando están escupiendo su pus y la sangre: quejas, derrotas, victorias... Madejas. Hoy es ocho de mayo de dos mil once, aunque la aventura sea aún discreta, ya concuerdan las fechas.

2 comentarios:

  1. Asi que de trampas venia la cosa!
    Pues nada igual sigo leyendote.
    abrazo.

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  2. Parabién por ese encuentro de fechas,
    auguran:
    un camino,
    mil caidas ,tantos como nacimientos posiblemente, eso para ti.Para los que
    te vayamos siguiendo.......

    La aventura está asegurada¡¡


    Hacedor de arrestos?
    Mucha suerte

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.