jueves, 19 de mayo de 2011

Diecinueve de Mayo de Dos Mil Once

¡Eureka!, está sucediendo; en este mismo momento, allí se ha quedado manando. Una manguera tiene la clave sujeta a un grifo que por estar cerrado está impidiendo el derroche. La llave del riego, la clave del suministro, sin esfuerzo y barato; estoy como una regadera, lo sé, pero no lo siento... Y es que cada instrumento sirve para un uso simple; simple, muy simple. Lo simple no es tan complejo, si no se le retuerce el cuello; si no se empeña en preñarlo de lujos superfluos, el necio. Yo me declaro payaso, sin complejos. Hasta hemos tenido que hacer un esfuerzo para que el flujo no siguiese fluyendo, ¿imaginan que fueran sonrisas...? La fuente será fuente perpetua mientras la bañera esté rellena, cuando el grifo le abra sus compuertas. Un físico, genio sabio, entonces quizás loco, ya lo dijo hace tiempo: entre dos vasos comunicados, el más elevado se vacía en el regazo del que se asienta debajo. Soberbio, me doy por enterado; habré de congratularme conmigo mismo cuando me siente, debajo, humillado; pero plenamente rellenado, satisfecho y saciado.

Y todo esto que hoy está aconteciendo ha empezado de la misma manera; como todo, por casualidad, por dar lugar a las respuestas, sin anticipar conferencias predispuestas. He permitido a la vida manifestarse sin pegas; me he colocado debajo con las orejas bien abierta, dispuestas a recoger lo que hasta hace nada consideraba mierdas abyectas. Y sin esperarlo, buscando; esperando cualquier otra cosa, he encontrado este relato. Narración que es algo más que letras, letras que reflejan una realidad cierta; está pasando, por supuesto; ahora mismo y en directo. Un instante de lucidez aprovechado, tras varios de terquedad tozuda en demora. A veces hay que acelerar, otras es mejor pararse sentado al pie de un pajar. El caso es escoger bien cuando aprovechar la una, y cuando la otra está de más. Un detalle, una tilde que esté, una inflexión que deja de estar.

Tras recorrer varios caminos, cabalgando sobre mi bicicleta roja; salto va y salto viene, entre piedra y piedra; salvando muchos tropiezos; tropezando sobre el viento. Iba enfocando en la senda, hoy no he mirado hacia las cunetas; todo ha sido fácil, porque no he puesto problemas donde no habia dilemas. Matemático del tiempo, con templanza y tiento, ha cierto. Eso es lo que he estado sintiendo, y eso es lo que siento, era lógico que justamente ahora me llegara todo esto. Dignidad, ocasión y respeto; se han confabulado las tres; me he empeñado desde hace tiempo en regalar y sumar "enhebros"; y del cero ha salido, por arte de magia, en sucesión fetal, el uno, el dos y le tres y así hasta un millón.

Mil millones; más o menos. Me había equivocado al contar; yo dije que eramos cinco mil millones, mi amigo que más de seis mil. Él aseguraba que entre todos podríamos parar, del planeta tierra su motor, si todos juntos y a una nos pusiéramos a remar al revés, en sentido contrario. No sé si será cierta esta afirmación, casi prefiero que no... Me pregunto qué íbamos a hacer anclados en la noche eterna unos, y abrasados por el sol permanente de la mediodía el resto del mundo; cada cual agraciado por el premio que repartiera el momento en que se pararan las agujas del reloj, por tanto cabezón empeñados en abortar el funcionamiento natural del eje de rotación. Que fluya, que fluya todo con espontaneidad, por favor. Al fin y al cabo, mil millones, cinco mil o seis mil... ¿qué son en el par de minutos que dicen que ocupa en la historia del universo la era que apenas controlamos tantos humanos en ese montón?

Un detalle sin importancia, pasó y paso; una tilde apenas palpable que marca una diferencia irremediable. Radical, el matemático de las palabras, más que acusación lo siento advertencia halagüeña de una extraña presencia. Y es que cambia todo el significado de las palabras, oponiendo al presente, apenas resuelto, del pretérito, sin solución, ya muerto. Porque yo no paso, ahora que todo parece que pasó; está pasando, paso a paso, todo lo que voy anhelando, prácticamente en el momento idóneo. Una opción. La oportunidad que se aprovechó o se esfumó; en un instante la decisión, correcta o sin posible corrección. Radical, por querer buscar de cada palabra su dimensión exacta; vehemente por exponer con pasión lo que se siente. ¿Por percibir la necesidad urgente de exprimir ese segundo? ¿Por no tener más remedio que dejar varios, incluso horas, macerando sin descanso?

Lo dicho, para aclarar el embrollo; por aprovechar la oportunidad, por no dejarla pasar, por no pararme a pensar; estoy regando una huerta, con una vieja amiga y otra conocida, con una manguera que mana a espuertas. El experto le había aconsejado succionar, lo cual nos hubiera supuesto un esfuerzo crudo. En este caso pararse a pensar un rato ha sido el acierto. Ponerse a succionar sin resuello estaba, al error, sujeto. Más de lo mismo, la teoría ha dado lugar a la experiencia. Ahora, experimento, regando.

1 comentario:

  1. "El guerrero se dio cuenta de que nadie podía afirmar la eternidad de un deseo...
    El monje volvó a menear la cabeza y se puso en pie.
    Se acercó a él y apoyándole la mano abierta en el pecho, le dijo:
    - Te diré un secreto.....

    ¡LA MAGIA SÓLO DURA MIENTRAS PERSISTE EL DESEO!".

    Te ofrezco la magia de un abrazo.

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Hacedor de Sueños by Daniel Calvo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.